En la jornada Mundial de la Juventud de Lisboa hemos vivido y experimentado lo que significa “caminar juntos” como Archidiócesis de Sevilla. Caminando con los jóvenes de nuestras parroquias, hermandades y movimientos he comprobado el ritmo de la alegría de la fe y la fuerza de sus testimonios mientras cantaban y caminaban al encuentro del Papa. Sin duda, todos los grupos que han participado son una viva expresión del trabajo callado y constante de catequistas, responsables juveniles, familias, de sus párrocos y de cuantos abren cada día las puertas de las parroquias, salones y templos de nuestra Archidiócesis. Gracias por tanta dedicación y entrega.
Allí donde damos testimonio de nuestra fe con alegría, crece el sentido de pertenencia y de familia. Todos somos protagonistas. Resuena en nuestro corazón las palabras del Papa en Lisboa al subrayar “todos, todos, todos” y como él dice, nadie puede ser considerado un mero extra. Vivir el Día de la Iglesia Diocesana nos anima a crecer como familia y a compartir la alegría de la fe para el anuncio del Evangelio en esta etapa misionera que vivimos.
El Día de la Iglesia Diocesana nos invita a vivir y compartir como familia el testimonio gozoso de nuestra fe. Con tu colaboración y ayuda haremos posible que nadie pueda marcharse sin una respuesta, tal como Cáritas nos recuerda mensualmente. También el cuidado y la formación de nuestros seminaristas merecen nuestra atención. Los futuros sacerdotes escuchan la llamada en nuestros grupos juveniles y en tantas familias que cuidan y celebran la fe. Buscar recursos es necesario para el mantenimiento de nuestro seminario y para una buena formación. En el día de la Iglesia diocesana comparto mi deseo de contar contigo y con tu ayuda, para seguir colaborando a que nuestros templos estén cuidados y abiertos para la celebración gozosa de nuestra fe. La realidad del voluntariado eclesial en tantas iniciativas son una verdadera riqueza. Con su generosidad multiplican aquello que la economía no nos permitiría realizar. Por eso hacemos un llamamiento a seguir adelante creciendo como familia diocesana en generosidad y ayuda. Gracias de corazón por tu aportación.
La alegría es siempre una virtud de los grandes. El Papa en más de una ocasión ha recordado a san Agustín en su célebre expresión ¡Canta y camina!, recordando que «el cristiano canta con alegría y camina, y lleva esta alegría en ocasiones escondida en la cruz» El camino sinodal y la puesta en práctica de nuestro Plan pastoral es el tiempo oportuno para seguir creciendo como familia diocesana. Sin duda la JMJ ha sido y seguirá siendo una estampa inspiradora para nuestra Archidiócesis en camino. ¡Adelante! ¡juntos caminamos!